Agronegocios: el control del sistema agroalimentario

Korol, Claudia y Palau, Marielle (comp.). 2009. Resistencias populares y recolonización del continente. Talleres de la Triple Frontera. BASE-IS/Pañuelos en Rebeldía/FRL.
Para decirlo de manera introductoria y todavía muy general, se designa con el nombre de agronegocios al sistema productivo conformado por el conjunto de empresas que obtienen ganancias por realizar actividades directa o indirectamente vinculadas con el agro.

Esto quiere decir que incluye empresas que pueden ser muy pequeñas y de capital nacional, como la forrajera de una cooperativa en Caaguazú, hasta un gran monocultivo de soja como el de la estancia La Golondrina en Caazapá, pasando por agroexportadoras de capital multinacional como Cargill, o cadenas de supermercados, o una consultora que hace análisis de impacto ambiental para la implantación de una agroindustria, o un banco o financiera que presta plata a sojeros o cañicultores.

Toda aquella empresa que hace negocios con productos agrícolas, ganaderos, forestales o de sus derivados, forma parte del sistema de agro— negocios. Es importante, sin embargo, tener bien clara la idea que este conjunto empresarial de los agronegocios está controlado por las grandes empresas, normalmente multinacionales, las demás hacen lo que las grandes necesitan o desaparecen.

Para entender con más detalle el funcionamiento de los agronegocios hace falta introducir dos conceptos: el de Sistema AgroAlimentario (SAA) y el de Comercio Agrícola Internacional (CAI).

Agronegocios, componentes del sistema agroalimentario

En el diagrama de abajo, se observa de manera muy resumida el circuito por donde circula el producto de la finca campesina, el producto de los sojeros, el producto de los ganaderos y el de cualquier productor primario.

La producción

En primer lugar, está el productor, que puede ser un productor campesino, incluso un productor ganadero, sojero, en algunos casos puede ser productor de la explotación forestal, esta producción de ninguna manera llega directamente al consumidor.

Una vez que el productor entrega su algodón en rama, su poroto o su maíz a un intermediario, o los sojeros su soja a un silo, su producto entra en un sistema que le es ajeno, el circuito de los agronegocios. El primer eslabón es el de los intermediarios (que cumplen la función de acopio, comercialización, agroexportación) que ya están inscriptos en el circuito capitalista, comercial, empresarial. En muchos casos, sin embargo, ya el mismo productor (normalmente una empresa) puede ser parte del agronegocio, este es el caso de las grandes empresas que producen ellas mismas soja o carne o lo que fuese, como lo es, por ejemplo, el Grupo Favero[1].

Debe tenerse en cuenta que en este eslabón del Sistema, hay —como en los demás— actores dominantes, que controlan. Estos actores son los que se dedican a los monocultivos de exportación, que consiste en un modo de producción agrícola que destina grandes extensiones de tierras a un mismo tipo de cultivo, expulsando de sus tierras a los campesinos con producción diversificada para la subsistencia.

La particularidad de este tipo de producción agrícola (puede ser forestal con los monocultivos forestales, o ganadera con ganadería extensiva o intensiva de feed lots[2]) es que no tiene la función primaria de producir alimentos, sino la de producir commodities[3], es decir, insumos para las industrias procesadoras, productos que están destinados a abastecer la demanda del mercado mundial y no la demanda interna de los países.

Antes de pasar al segundo eslabón de la cadena del SAA (el de la intermediación), debe tenerse en cuenta que existe otro conjunto de empresas, que hacen parte del Sistema; son las empresas que proveen insumos.

La provisión de insumos

Semillas, agroquímicos, maquinarias, equipos, servicios financieros y otros servicios especializados son los principales insumos requeridos por la actividad agropecuaria y forestal orientada a la exportación.

Actualmente, el agricultor compra semillas y vende granos. Esto ha llevado a un control de la agricultura por parte de los proveedores de semillas y otros insumos. Cada vez son menos empresas, pero controlan el mercado global de semillas y agrotóxicos.

En semillas, en los años 70 había siete mil empresas semilleras. Cada una de ellas no controlaba más que el 0,5 % del mercado mundial. En el 2005, las 10 mayores empresas semilleras controlan la mitad del mercado mundial de semillas[4].

En agrotóxicos, 10 corporaciones perciben el 84 % de las ventas globales. Estas empresas son: BASF, Dow, Monsanto, Dupont, Koor, Sumi— tomo, Nufarm y Arista. Los entendidos opinan que en pocos años solo van a quedar tres: Bayer, Syngenta y BASF[5].

Si se traslada esto al mercado nacional, se puede ver que los intermediarios son muchos; el camionero, el almacenero, la desmotadora, etc., todos esos entran, pero básicamente los que controlan el negocio de la intermediación son las compañías multinacionales dedicadas a la agroexportación. Hay varias operando en el país, todas ellas conocidas por nuestros campesinos; algunas de la cuales han sido mencionadas más arriba: Cargill, Dreyfus, ADM, el Grupo Estévez, y otras.

La agroexportación

Los intermediarios son muchos; el camionero, el almacenero, la desmotadora, los silos, etc., todos esos entran en este eslabón de la cadena del Sistema Agroalimentario, pero básicamente los que controlan el negocio de la intermediación son las compañías multinacionales dedicadas a la agroexportación. Hay varias operando en el país, todas ellas conocidas por nuestros campesinos.

Los datos del año 2000 mostraban que cinco transnacionales controlaban más del 75 % del comercio mundial de granos. Actualmente, tres empresas devoraron a las otras y dominan el mercado: Cargill, Bunge y Dreyfus. Si se suman otras pocas, como ADM, unas pocas transnacionales controlan más del 90 % del comercio mundial de maíz, trigo, café, cacao y piña, 80 % del té, 70 % del arroz y bananas y más del 60 % de la caña de azúcar.

Estas grandes exportadoras también venden semillas, agrotóxicos, fertilizantes, procesan los granos, controlan las vías de transporte y puertos y hasta producen forrajes específicos para la industria de la carne. De esta forma tienen el máximo control del mercado alimentario.

Para tener una idea del tamaño y grado de control de este tipo de empresas se dan algunos datos. Cargill es una compañía norteamericana. En 1979 tenía 79 000 empleados en más de 1.000 lugares en 72 países y con actividades comerciales en otros 100. Se dedica a la comercialización y procesamiento de granos y oleaginosas, jugos de fruta, productos tropicales y fibras, carnes y huevos, sal y petróleo, alimentos para ganado, fertilizantes y semillas.

Archer Daniel Midland (ADM) es la compañía cerealera más grande de EE. UU. y uno de los mayores exportadores de soja en Brasil, Paraguay y Bolivia. Tiene el 20 % del mercado de molienda de soja en la Unión Europea[6].

Bunge SA es el exportador más grande de soja a nivel mundial. Louis Dreyfus entró en el año 2004 al Paraguay, según su sitio en internet “Louis Dreyfus Paraguay S.A. adquirió cuatro desmotadoras de algodón ubicadas en las ciudades de Santa Rosa, Tacuara, Campo 9 y Encarnación. Gracias a las inversiones realizadas y a la selección de puntos estratégicos en el país, el Grupo se convirtió en pocos meses en el mayor desmotador y exportador de este producto”.

Todas estas corporaciones (y otras) son visibles en el Paraguay con sus instalaciones de puertos industriales (Cargill en Paraguay posee el 90 % de los puertos fluviales del país) y en los gigantescos silos de acopio de grano. La hidrovía Paraguay-Paraná implicará más de 250 obras de ingeniería a lo largo de 3.360 km de río a través de las tierras húmedas tropicales más grandes del mundo, más los 350 000 km2 del Pantanal.

La siembra masiva de monocultivos se extenderá en los próximos años en el país a medida que el gobierno cierre trato con inversores que desean expandir la producción de agrocombustibles. La soja para el biodiesel y la caña de azúcar para el alcohol carburante (etanol) son así la próxima amenaza principal para la sociedad campesina.

La industria alimentaria

La industria alimentaria —o más propiamente, las industrias de procesamiento alimentario— está a su vez constituida por las multinacionales vinculadas a la producción de alimentos.

Estas corporaciones de alimentos y bebidas son los mayores compradoras de materia prima agrícola, por eso sus operaciones tienen un impacto enorme sobre el desarrollo de la agricultura mundial. Las 10 compañías procesadoras de alimentos más grandes del mundo son Nestlé, Philip Morris, ConAgra Inc., Unilever, Coca Cola Co., PepsiCo. Inc., Chiquita Brand Banana, entre otras.

Nestlé mantiene su poderío duplicando o triplicando el volumen de ventas de sus competidores más cercanos: ADM, Altria, Pepsi, Unilever, Tyson Foods, Cargill, Coca Cola, Mars y Danone. Estas empresas juntas controlan el 24 % del mercado mundial de alimentos y bebidas.

Un ejemplo del proceder inescrupuloso, mafioso y hasta terrorista de las multinacionales, es el caso reciente que afectó a la norteamericana Chiquita Brand Banana en Colombia[7]. Pero existen muchos otros que involucran a la Nestlé o a la Coca Cola en diversas partes del mundo.

Fernando Krakowiak[8] muestra en el caso de Argentina que las principales marcas de alimentos y artículos de primera necesidad aceleraron su ritmo de lanzamiento para esquivar los controles de precios con productos que cuestan más caros y quedan fuera de los “acuerdos” firmados con el Gobierno. La Serenísima vende 29 variedades de leche fresca, Fargo 14 tipos de pan lactal, Siempre Libre comercializa 15 toallas femeninas distintas y Unilever dispone de 14 opciones dentro de su línea de limpiadores Cif. En recorridas por supermercados y almacenes, Cash comprobó situaciones similares con yogures, aguas minerales, quesos, arroz, galletitas, desodorantes, jabones en polvo y pañales. Además, los productos se ofrecen en múltiples envases con diferentes formas y tamaños… Una comparación entre las leches que se ofrecen en sachet de litro permite ver la diferencia en precios: la leche entera La Serenísima incluida en el acuerdo con el gobierno cuesta 1,56 pesos; pero las versiones Infantil y Ser con jugo de frutas, lanzadas en noviembre del año pasado, se venden a 2,40 y 2,99 pesos, respectivamente. Por su parte, la leche Serecol con jugo, ofertada desde mediados de 2005, cuesta 4,35 pesos, lo que eleva la dispersión de precios al 180, %. Además, en algunos supermercados estas variedades están desplazando de las góndolas, leches más económicas de segundas marcas[9].

Con la producción de alimentos y con la complicidad de los hiper y supermercados, la industria alimentaria —como se ve— obtiene sobreganancias, siempre en detrimento del consumidor.

Empresas proveedoras de servicios varios

Dentro del sistema agroalimentario participan también otros actores igualmente poderosos o hegemónicos. En efecto, una industria procesadora de alimentos no produce los envases, se los compra a otra empresa que hace envases. Siguiendo la cadena, esta empresa no hace publicidad, le entrega a una compañía dedicada a esa actividad. Lo que vemos en la televisión, la Coca Cola no tiene una empresa publicitaria, contrata a Biedermann o a Nasta Publicidad y ellos le diagraman la publicidad, las computadoras no las hace Unilever, ni Kelloggs, ni Nestlé, se las compra a las empresas como Hewlet Packard, Toshiba, a Microsoft los softwares, que también son insumos, el diseño gráfico es parte de la publicidad o el diseño industrial para los envases, para la publicidad.

Por otra parte, las multinacionales de alimentos necesitan de dinero, para eso apelan a los bancos, a entidades financieras que les dan el dinero, dinero que tiene un costo, que por supuesto tiene que trasladarlo después a su producto final. Igualmente, requieren de maquinarias que también las compran de empresas productoras de bienes de capital, necesitan combustible, entonces le compran a Shell o a Esso, o a Chevron o a Texaco. De esta manera, las industrias alimentarias están fuertemente vinculadas a este sector proveedor de servicios básicos, esto obviamente tiene un costo, ese costo va al producto de la industria alimentaria que llega finalmente al consumidor.

Como es obvio, este conjunto de empresas proveedoras de servicios no actúa directa ni exclusivamente en el SAA, pero indirectamente forma parte de la cadena del agronegocio al brindar servicios estratégicos para la producción alimentaria.

La distribución

Este es el último eslabón del SAA en el que actúa el agronegocio antes de llegar con el producto final al consumidor. Por cierto, la industria alimentaria no vende los productos, de la venta se ocupan los centros de compra, los híper y supermercados[10] y —cada vez— en menor medida, los mercados populares y los almaceneros (o panaderos, fruterías, y otros). Estos dos últimos actores están siendo rápidamente desplazados en la mayoría de los países, como en el nuestro, por la desleal competencia de las grandes cadenas de supermercados.

A esto se dio en llamar el supermercadismo que viene siendo el proceso en el que tanto la comercialización como la elaboración de productos de uso común en la población se concentra en los hiper y supermercados. El mercado de venta de alimentos (y otros productos) se concentra en megacentros de venta de diferentes y variados artículos de consumo que gradualmente controlan el abastecimiento alimentario y llegan hasta a cambiar el diseño urbanístico de ciudades y pueblos[11].

La empresa más grande del mundo es Wal Mart. No entre las cadenas de supermercados, entre todas las empresas, es la más grande del mundo. Su volumen de ventas anual es mayor que el Producto Interno Bruto de Noruega, Arabia Saudita y Austria, y es la vigésima economía del planeta. Entre las 100 economías mayores del globo hay otros supermercados como Carrefour, Home Depot, Metro y Royal Ahold.

Como muchas otras multinacionales, Wal Mart es una empresa oscura y corrupta[12], por ejemplo, presiona a la baja de salarios y la seguridad social de los trabajadores en sus locales en Estados Unidos, situación que se repite en todo el mundo donde se instala, además de liquidar a los pequeños almacenes y otros locales de venta de alimentos.

En países donde el hipermercadismo está más desarrollado (cosa que nos espera a nosotros en pocos años más) los establecimientos ya no encargan directamente las mercancías a los proveedores/productores, sino que se agrupan en centrales de compras para tener más peso a la hora de las negociaciones con sus proveedores. La era de las fusiones y de las concentraciones desemboca en la constitución de un verdadero oligopolio. Sacando partido de su posición dominante, las centrales establecen un sistema inédito de extorsión, desconocido hasta entonces en los Estados denominados “de derecho”: cada año, por diversos motivos, reclaman entre un 1 y un 2 % de descuento suplementario. A veces mucho más. Única en el mundo, esta tasación, más conocida bajo la denominación “negociaciones comerciales” o también “márgenes retroactivos”, no hace más que remunerar la situación casi monopólica que beneficia a los grandes distribuidores respecto a sus. proveedores. Dentro de este sistema, los proveedores no solo deben aceptar precios, sino que también deben pagar por todo: pagar un derecho de entrada; ofrecer a todos los establecimientos de la central mercancías gratuitas en las primeras entregas; pagar para ver sus productos expuestos en una ubicación privilegiada o en cabecera de góndola; pagar para financiar las campañas de promoción; pagar para figurar en los catálogos; pagar cuando se instala un nuevo establecimiento; pagar cuando se refaccionan o mejoran los más antiguos; pagar incluso para hacerse pagar sus propias facturas. Pagar y pagar… Pagar sin saber ya por qué, ya que no hay relación alguna entre el precio pagado y la prestación real provista por el distribuidor a su proveedor. Para los proveedores en esta situación la alternativa es muy simple: someterse o ser excluidos, es decir, ¡guardarse las mercancías y cerrar sus fábricas!

En pocas palabras, las condiciones que imponen estas grandes empresas a sus proveedores son inviables para los pequeños y medianos productores, ya que la fórmula es: producción a gran escala y precios por debajo de los costos. Esto deja fuera a la mayoría de los productores, lo cual supone, a largo plazo, la desaparición de quienes no pueden mantener el ritmo. Así funciona la distribución minorista de alimentos en estas grandes cadenas oligopólicas que forman parte de los agronegocios.

Se considera también parte de los agronegocios las empresas que expenden alimentos preparados, especialmente aquellas cadenas transnacionales de venta de comidas, como Mac Donald, Burger King, Pizza Hut, Kentucky Fried Chicken (KFC) y otras. Estas cadenas buscan la estandarización de los sabores e imponen sus productos a fuerza de propaganda y bajos precios para que la población las prefiera por encima de las comidas locales tradicionales. Existe un sinnúmero de denuncias en todo el mundo sobre este tipo de empresas[13].

El consumidor

En las circunstancias antes descritas, el consumidor final queda dependiendo del agronegocio para su alimentación. Al írsele, cerrando la posibilidad de acceso directo a los productores, sea por la vía de los mercados locales, de abasto, municipales, sea por la paulatina desaparición de los pequeños establecimientos de venta de alimentos antes mencionada (almacenes, panaderías, carnicerías y otras) no le queda otra opción; si quiere comer “tiene que pasar por la caja del supermercado”.

Si se considera que todas las empresas que forman la cadena de los agronegocios persiguen como principal propósito el lucro, la ganancia, y que entre sí dependen unas de otras, y que cada vez son menos empresas, pero más grandes, se llega entonces a la conclusión que estas tienen un formidable poder político: pueden controlar a la población a través del control en el suministro de alimentos. Como además se trata de oligopolios, el consumidor final es impotente ante los controles de precios ejercidos por las mismas.

  1. El Grupo Favero está compuesto por 10 empresas relacionadas con la producción, acopio, transporte y exportación de granos, cría y engorde de ganado e industria agroquímica.
  2. Literalmente ‘ganadería de comederos’, establecimientos en los que el animal no pastorea, sino que es alimentado en un pequeño cubículo con forrajes balanceados, principalmente con base en soja.
  3. Cualquier producto comercializable y que sirve de insumo para otro producto con mayor valor agregado.
  4. Monsanto es hoy día la mayor empresa de venta de semillas comerciales, además del monopolio virtual en la venta de semillas transgénicas (88 % a nivel global). En la última década, Monsanto compró, entre otras, a empresas como Advanta Canola Sedes, Calgene, Agracetus, Holden, Monsoy, Agroceres, Asgrow, Dekalb Genetics y la división internacional de semillas de Cargill. Dupont es la segunda empresa semillera más grande. Monsanto y Dupont tienen casa matriz en Estados Unidos. Otros gigantes del agronegocio semillero son: Syngenta, Bayer Crop Science, Delta Pine, Nidera, Pioneer y Agrow Science.
  5. Monsanto no renunció a este lucrativo mercado, pero su rezago relativo —del tercer al quinto puesto— se debe a que está enfocada a la producción de transgénicos como frente de venta de agrotóxicos.
  6. En Paraguay, ADM trabaja con unos 2.500 productores de casi todo el país. Cuenta con 28 silos, seis puertos y dos convoyes de barcazas propios, además de otros tercerizados.
  7. Chiquita Banana, una de las empresas alimentarias más grandes y poderosas del mundo, admitió haber pagado dinero a cambio de protección a los grupos paramilitares colombianos identificados por el gobierno de Estados Unidos como organizaciones terroristas y acordó pagar una multa de 25 millones de dólares para terminar con la investigación federal de tres años. (Página 12, martes 20, 2007, p. 6). El fiscal general de Colombia anunció planes de solicitar la extradición de ocho empleados de la empresa bananera Chiquita, que supuestamente estaban implicados en el financiamiento de grupos paramilitares de derecha en Colombia. El lunes, Chiquita admitió haberle pagado al grupo Autodefensas Unidas de Colombia, que es considerada una organización terrorista por el gobierno de Estados Unidos, una multa de 25 millones de dólares al gobierno de Estados Unidos con la condición de que no revele los nombres de los ejecutivos involucrados. El fiscal colombiano también acusó a Chiquita de proporcionar armas a grupos paramilitares de derecha, que luego fueron utilizadas para expulsar a los rebeldes de izquierda de una zona del norte de Colombia, donde Chiquita tenía sus plantaciones de banana (Pilar Lozano, El “paraempresarismo”. Dinero multinacional para el terror, www.rebelion.org. 22- 03-07).
  8. En un reciente artículo publicado en www.rebelion.org del 10 de abril de 2007, titulado “Cómo las empresas eluden el control de precios”.
  9. Este autor se extiende con otras estrategias que van más allá de la “viveza criolla”, utilizada por las industrias alimentarias: “Las estrategias empresarias diseñadas para incrementar ganancias no solo contemplan el lanzamiento de nuevos productos, sino también la multiplicación de envases con diferentes formas y tamaños. Los yogures cremosos SanCor Yogs con pulpa de fruta se venden en potes de 120 gramos o en un pack que incluye dos envases de 125 gramos. Hay potes de 180 gramos para la versión que incluye copos azucarados, de 190 para los que tienen trozos de fruta y de 200 gramos para los firmes. Además, hay botellas de 200 gramos y sachets y tetras de un litro para los bebibles. La segmentación se justifica argumentando que los envases contemplan las diferentes necesidades del consumidor. Sin embargo, al ofrecer presentaciones con apenas 5 gramos de diferencia, lo único que se logra es dificultar la comparación de precios. Lo mismo ocurre con las salchichas Vieníssima de Molinos. La oferta incluye paquetes de 5, 6, 8, 10, 12, 20 y 30 unidades. El precio por kilo varía en todos los casos y es mayor en las presentaciones más chicas. Sin embargo, la marca y el supermercado destacan el valor del paquete que, obviamente, es más barato cuanto más pequeño es, aunque se termine pagando más por kilo. Otro ejemplo son las galletitas Criollitas. Cada paquete pesa diferente según la variedad: Originales y Tostadas (105 gramos), Tostadas lacteadas (110 gramos), Lacteadas (118 gramos) y Untables (190 gramos). El pan lactal Fargo también puede marear al consumidor. Hay paquetes de 350, 390, 420, 500, 530, 580 y 690 gramos, pero cada variedad se ofrece en uno diferente, lo que dificulta la comparación. Los supermercados están obligados a poner el precio por kilo, pero lo que destacan en letras grandes es el valor por paquete.
  10. Los hipermercados disponen de una superficie de venta de 2.500 m2 como mínimo y más de la tercera parte de su facturación corresponde a productos alimenticios. Los supermercados explotan una superficie de venta comprendida entre los 400 y 2.500 m2 y más de dos tercios de su facturación corresponde a productos alimenticios.
  11. Como ejemplo está el caso de Francia, en ese país el 90 % del mercado de alimentos está en manos de cinco centrales de compra: Carrefour tiene el 26,2 %; Lucie, central común de Leclerc y Système U, el 23,8 %; Opéra, central común de Casino, Cora, Franprix, Leader Price y MonoprixPrisunic, el 15,7 %; Intermarché el 14,4 % y Auchan el 12,9 %. Fuente: Référencseigne Secodip, citado por LSA (grupo Usine nouvelle) Nº 1.746, 22-11-01.
  12. Wal-Mart acusado de infiltrarse en un grupo contrario a la empresa, y de espiar a sus críticos Un exempleado de Wal-Mart afirma que la empresa está llevando a cabo una sofisticada operación de vigilancia que espía a empleados, periodistas, accionistas y a quienes la critican. Estas acusaciones fueron realizadas por Bruce Gabbard, quien fue despedido el mes pasado por interceptar y grabar conversaciones telefónicas con un periodista del New York Times. Gabbard dijo al periódico Wall Street Journal que fue parte de una amplia operación de vigilancia dirigida desde la sede de WalMart, en Arkansas. Gabbard también reveló que Wal-Mart se infiltró en el grupo Up Against the Wal el año pasado, enviando a una de sus reuniones a un empleado de pelo largo que llevaba un micrófono. Una camioneta de vigilancia de Wal-Mart estaba estacionada afuera de la reunión, con el objetivo de escuchar lo que estaba sucediendo. De acuerdo a un informe, Wal-Mart también monitoreó de cerca el uso de Internet y del teléfono por parte de los empleados en el trabajo. Los gerentes recibieron una lista de direcciones de correos electrónicos y números de teléfono con los que los empleados se habían comunicado, y una lista de los sitios web que estos habían visitado. Además, Wal-Mart desarrolló un sistema para leer los correos electrónicos de los empleados enviados o recibidos desde cuentas privadas, como Hotmail o Gmail.
  13. La más reciente de ellas proviene de China la cual se transcribe literalmente: McDonald’s, KFC y Pizza Hut explotan a su personal en China, Xinhua, www.re- belion.org. 13/04/07. “Las autoridades laborales de la provincia de Guangdong han confirmado que algunos restaurantes de las cadenas McDonald’s, KFC y Pizza Hut no firmaron contratos con sus empleados y explotaron a su personal. El Departamento Provincial de Seguridad Social y Trabajo de Guangdong ha afirmado en una nota de prensa que una inspección llevada a cabo después de que se produjesen quejas ha encontrado que las tres compañías de restauración explotaban a los trabajadores de tiempo parcial. El departamento ha instado a los restaurantes a que firmen contratos con los trabajadores a jornada completa y ha señalado que los empleados a jornada parcial no volverán a ser explotados. Sin embargo, no hizo ningún comentario acerca de la violación de la normativa del salario mínimo para estudiantes que trabajan a tiempo parcial en los establecimiento de McDonald’s y KFC.

    De acuerdo con la Ley Laboral de 1994 y sus enmiendas, los estudiantes universitarios que trabajen a jornada parcial no pueden establecer una relación laboral normal con sus empleadores, por lo que no están protegidos por ley. McDonald’s, KFC y Pizza Hut han sido duramente criticados por pagar a los empleados a tiempo parcial cuatro yuanes la hora (52 céntimos de dólar EE. UU.), un 40 % menos del salario mínimo establecido por las autoridades provinciales.

    Otras ciudades han sufrido problemas similares. En Wuhan, capital de la provincia de Hubei, los salarios de los trabajadores a tiempo parcial se situaban en 5,5 yuanes (71, céntimos de dólar) y 3,9 yuanes (97, céntimos de dólar) por hora, por debajo de los 6, 5 y 6 yuanes (84 y 78 céntimos de dólar) establecidos por ley.

    Las inspecciones realizadas en 37 restaurantes de KFC y McDonald’s, en los que trabajan 2.450 empleados, más de la mitad de ellos estudiantes o trabajadores a tiempo parcial, muestran que el personal de McDonald’s recibe un salario mínimo a la hora de 5,8 yuanes y el de KFC de 6,3 yuanes. Las cifras se sitúan muy por debajo del salario mínimo por hora de 6,5 yuanes de los trabajadores a jornada completa.