Cosas de las que debiera estar hablándose en economía, que nos afectarán muy de cerca y de las que (por ahora) no se habla

Publicado en la Revista Acción, N.º 289, noviembre 2008 – Centro de Estudios Paraguayos Antonio Guasch (CEPAG).
Hace poco más de dos meses el presidente del Banco Mundial había declarado —en un mea culpa sin precedentes— con respecto al derrumbe bursátil de comienzos de octubre que las medidas que habían tomado en el pasado eran incorrectas. Ya más recientemente, Ben Bernanke, presidente del Federal Reserve (Banco Central norteamericano), admitió que el gran error del Gobierno fue la falta de regulación estatal a los bancos y entidades financieras privadas. Y, poco después, el presidente francés, Sarkozy, habló de que había que “refundar el capitalismo”. Esta refundación, como sabrá el lector, estaba dándose con la inyección de fondos estatales a bancos privados por más de un millón de dólares, para frenar la debacle de las bolsas en casi todas partes del mundo.

Las páginas de Internet y de los periódicos de todo el planeta están inundadas de información con respecto al fin de esta etapa del capitalismo, llamada neoliberal, y el necesario inicio de otra, también capitalista, en la que probablemente las cosas van a ser diferentes, sin mucha precisión sobre sus características. Lo cierto es que al menos durante los próximos dos años los problemas van a ser muy graves y los efectos se dejarán sentir sobre todos nosotros.

El economista Eduardo Gudynas por ejemplo,[1] refiere a un estudio del Global Europe Anticipation Bulletin[2] que dice textualmente: “nuestros investigadores creen que en el verano de 2009, el gobierno de los EE. UU. entrará en cesación de pago y, por lo tanto, no podrá pagar a sus acreedores (titulares de Bonos del Tesoro de EE. UU., títulos Fanny Mae y Freddy Mac, …). Esta situación de bancarrota tendrá obviamente consecuencias muy negativas para el conjunto de los tenedores de activos nominados en US$. Según nuestro equipo, el período que comenzará entonces será favorable para la instauración de un nuevo Dólardestinado a remediar brutalmente el problema de la cesación de pago y la fuga masiva de capitales de Estados Unidos”. Se habla incluso de que —para esa fecha— se instaurará el “nuevo dólar” con apenas el 10 % de su valor actual[3].

Al lector no avisado esto puede parecerle contrario a lo que está ocurriendo en estas semanas en las que vemos que el dólar se valoriza (pasó en poco tiempo de G 3.900 a casi 5.000 a fines de octubre), pero esto se debe a que, como hay una caída generalizada de las bolsas que trabajan con acciones, los bancos y grandes compradores de las mismas las están vendiendo a cualquier precio con tal de quedarse con el dólar-billete (no con el dólar-acción o el dólar-bono), de tal manera a asegurar la liquidez[4]. En estos casos la gente se refugia en el dólar.

A falta de dólares en las entidades financieras mundiales y con los créditos restringidos al máximo, el componente especulativo en los precios de ciertos commodities (como el petróleo, la soja, entre otros) se derrumbaron, y se alcanzó lo que algunos llaman un precio real de mercado.

La situación, sin embargo, no durará mucho, ya que el “salvataje” otorgado por el Federal Reserve y el Banco Central Europeo a los bancos privados supuso un sideral aumento de la deuda pública y privada nueva para el Gobierno norteamericano, que se suma a la deuda que implica el formidable déficit fiscal de ese país por las transacciones de su comercio exterior, lo cual implicará que el Estado norteamericano no tendrá fondos para pagar sus deudas o que —para hacerlo— deberá emitir billetes sin respaldo real, que conducirá irremediablemente a una superdevaluación de su moneda.

Todos estos descalabros causados por las políticas neoliberales y la farra de la desregulación financiera de las últimas décadas, tendrán profundas repercusiones en todos nuestros países.

En el nuestro en particular, probablemente veremos un descenso de las divisas ingresadas por exportaciones de soja y carne, habrá escasez de crédito con disminución probable de circulante e inversiones, por el momento un encarecimiento de los insumos importados, lo cual significa desaceleración del crecimiento macroeconómico o, en buen castizo, más pobreza.

Además de esto, sin embargo, están las cosas que los economistas locales no dicen. Para esta parte del artículo me baso en una reciente declaración de la Sociedad de Economía Política y Pensamiento Crítico Latinoamericano (SEPLA) ante la crisis económica mundial[5], transcribo textualmente algunos párrafos de interés: “la crisis económico-financiera actual ocurre dentro de un contexto de múltiples otras crisis, como la de los alimentos, de las materias primas, de la energía, del ambiente y, también, de una crisis militar donde no se descarta el uso de armas de destrucción masiva”. Es que ningún imperio se cae solo sin arrastrar a los satélites que se mantenían en su órbita.

A partir de esta crisis, plantea el documento de la SEPLA: “Se abre un extenso periodo de convulsiones cuyos resultados están abiertos… con mayores niveles de explotación de los trabajadores, quienes deberán fortalecer sus organizaciones para enfrentar esa agresión”. A esto se refiere la mayor pobreza antes mencionada, que supone —por cierto— mayor desempleo.

Mencionan luego una serie de medidas que deben ser tomadas sí o sí a nivel nacional para defender lo que se anticipa meridianamente, medidas estas sobre las que no se escucha hablar a técnicos gubernamentales ni economistas domésticos.

  • Ben Bernanke lo dijo, un grave error fue la falta de regulación estatal al funcionamiento de las entidades financieras privadas. Esta es la primera acción, el Gobierno y en particular el Banco Central del Paraguay (BCP) deben implementar un mecanismo de control y bloqueo de la salida de capitales, evitando su fuga; aunque en el país estos capitales golondrina no tengan la importancia que tienen en otros, una estrecha supervisión del accionar financiero en el país es el primer paso.
  • De la misma manera, la paridad cambiaria guaraní-dólar debe ser regulada: se necesitan una centralización y un control cambiario con política de cambios múltiples y diferenciados; según se trate de divisas para una actividad u otra, el eventual derrumbe del dólar implicará fortísimos desajustes internos que deben ser anticipados.
  • Los gastos externos o escape de divisas deben ser cortados al máximo. Es intolerable continuar con el actual déficit de comercio exterior. De igual manera, debe estudiarse la conveniencia de declarar una moratoria e inmediata auditoría de la deuda pública, liberando recursos para atender las necesidades sociales.
  • Aunque a nuestros “libremercadistas” les resulte insoportable, deberá necesariamente implementarse un control de precios de los productos básicos de modo a impedir un masivo y rápido empobrecimiento mayor aún de la población; deben, en particular, preverse la difusión de la pobreza extrema y la falta de acceso de esa población a los alimentos.
  • En esta anticipación a una mayor pobreza deberá desarrollarse una política de mantenimiento y recuperación de los salarios reales de los trabajadores, asociada a una política de tributación progresiva —vía reforma tributaria— que afecte al capital y sobre todo a la especulación.
  • Dadas las dificultades por las que atravesará el comercio internacional y el previsible aumento de pobreza, deberán implementarse políticas de protección e incentivo al mercado interno y a las actividades económicas con alta generación de empleo. Para ese fin en la inversión pública juega un papel fundamental.
  • Como estas medidas difícilmente van a ser tomadas de manera inmediata, dada la debilidad política del actual gobierno Lugo, habrá también que asegurar partidas presupuestarias para poner en marcha un seguro de desempleo y políticas de protección social a los trabajadores desempleados e informales.
  • Aunque el proceso de privatización no ha sido muy profundo en nuestro país, deben re-estatizarse empresas estratégicas[6], incluso aquellas que buscan ser “capitalizadas”. Deben nacionalizarse las empresas privadas en proceso de quiebra. Y, no menos importante, embarcarse en un proceso de recuperación del control nacional de los recursos naturales[7].
  • Utilizar las actuales iniciativas como el Mercosur, Unasur y otras, para promover una integración regional al servicio de los pueblos y no del capital, aprovechando la actual coyuntura internacional de la presencia de gobiernos no tan carnalmente unidos al neoliberalismo.

Como en muchas otras ocasiones, estas sugerencias (y quizás varias otras que aquí no se mencionaron) sonarán en ciertos oídos como iniciativas inviables, otros opinarán que esto huele a socialismo, pero debe tenerse en cuenta que la compra de bancos por parte del Gobierno norteamericano, aunque sea parcial, es también entonces socialista.

Los neoliberales han recibido un jaque mate debido al profundo error de sus seudoteorías, por la voracidad, corrupción y falta de escrúpulo de sus actores económicos y el carácter profundamente especulativo de sus actividades financieras. Están arrastrando a la humanidad a un pozo de pobreza nunca antes vislumbrado.

Esperamos un rapto de sensatez en nuestras autoridades económicas. Esperamos que avisen a la población lo que está por venir y esperamos, sobre todo, que empiecen a actuar pronto antes de que todo un pueblo deba arrepentirse de haber elegido a quienes lo gobiernan.

  1. Gudynas, E. (2008). Después de la globalización canibalizada, www.alainet.com, 20/10/08.
  2. Global Europe Anticipation Bulletin, octubre 18, 2008. GEAB N.º 28, Alerta Crisis Sistémica Global – verano de 2009: Cesación de pago del gobierno estadounidense. http://www.economiasur.com/crisisglobal2008/GEAB28UsaCesacion Pagos08.pdf. Publicado originalmente en: http://www.leap2020.eu/El-GEAB-N-28.
  3. Téngase en cuenta que la crisis argentina de diciembre del 2001 supuso la devaluación del peso solo a un tercio de su valor anterior.
  4. Una noticia curiosa aparecida en la prensa local del día 27 de octubre daba cuenta que un fabricante de cajas fuertes en EE.UU. estaba haciendo pingües ganancias con la extraordinaria suba en la venta de sus productos desde comienzos de mes. Esto es, la gente guarda sus dólares bajo el colchón.
  5. SEPLA (2008).Salvar los pueblos, no a los bancos. Publicdada en www.rebelion-org 27/10/08
  6. La Flota Mercante del Estado es una de ellas. Olvidarse de la capitalización de la Industria Nacional del Cemento, Acepar, Copaco, Ande, Ferrocarril y otras.
  7. Tierras vendidas a corporaciones extranjeras de manera directa o vía canje de deuda por naturaleza, prospección de petróleo y gas en el Chaco, minerales ferrosos y no ferrosos y otros.