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Disparen contra el SENAVE. El agronegocio patalea

Sin fuente.

Las leyes para los poderosos se acatan cuando convienen. Si no, no. Acostumbrados como estaban los gremios sojeros y sus patrones, las multinacionales agroexportadoras y proveedoras de insumos, a considerar al Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE) como una dependencia menor de sus centrales corporativas, se encontraron de repente que ciertas leyes existen y que además, debían cumplirlas. El nombramiento de Miguel Lovera, un técnico de nivel internacional, de bajo perfil, pero comprometido con la ley, pasó a ser considerado por estos grandes señorones, intolerable.

La normativa existente en este caso (algo raro para nuestro país) es clarísima: está el Decreto 12706/08 de la Comisión de Bioseguridad Agropecuaria y Forestal (COMBIO) que establece que el MAG debe autorizar el uso de semillas transgénicas en el país. En este momento no está permitido el uso de semillas de maíz transgénico en el país, por lo que el SENAVE está obligado a impedir su cultivo o a destruirlos debido a: i. la Ley 2459, que crea el SENAVE. Específicamente en su Art. 24, referente a las infracciones a las leyes y reglamentaciones que debe aplicar. Más específicamente en su inciso c. que habla de “Decomisar y/o destruir las mercaderías o materiales en infracción y/o elementos utilizados para cometer la infracción”; ii. la Ley 385,De Semillas. En el articulado referente a las infracciones, establece que el SENAVE debe “Decomisar, multar o clausurar lugares donde se depositan semillas transgénicas” y iii. el Decreto N.º 7797/00 que en su Art. 54 establece que “Está prohibido producir semillas sin el registro correspondiente”. El SENAVE es el organismo que otorga el registro de semillas en el país.

Bueno, pues entonces ¿qué es lo que quieren los señores y señoras sojeros/as? Lo ideal para ellos sería —y para esto no hace falta ser adivino— derogarlas. Así como los campesinos e indígenas molestan para expandir el área de siembra de los monocultivos, así también ciertas leyes molestan. Pero como por ahora todavía no pueden, entonces intentan reglamentarlas de una manera completamente viciada, entre cuatro paredes, para que pocos se enteren. Como tampoco les resultó esta movida porque apareció el Chapulín Lovera, empiezan a destilar veneno por los medios de prensa, entre ellos abc color, el periódico más obsecuente e histérico de la prensa nacional para defender los intereses multinacionales y anti paraguayos.

Una estrategia utilizada es la de invitar a extranjeros, como lo fue la “científica europea” Esperanza Torija, quien tiene el tupé de venir a insultarnos con un desparpajo digno de mejor causa. No sé hasta qué punto la Universidad Complutense de Madrid puede estar, ella sí, defendiendo “ciertos intereses” o acusando a todo aquel que tiene información diferente a la suya de ser “ignorantes”. Esas fueron sus doctorales opiniones. Poco favor le hace a esa casa de estudios.

El otro visitante fue el Ing. Agr. Claudio Zielke de la ciudad de Guairá, en Mato Grosso do Sul, Brasil, quien expresó que “es un desatino” destruir cultivos de maíz transgénico. Y claro… cómo no va a serlo si de la destrucción de la biodiversidad es precisamente de donde salen las ganancias de las multinacionales. Hay que ser loco para poner la biodiversidad por encima de las ganancias.

Otra perla informativa del diario “con fe en la patria” fue la aparecida entre los días 18 y 20 de agosto, en la que se nos informa que el gobierno de la provincia de Formosa, Argentina, distribuye oficialmente semillas transgénicas de algodón a sus agricultores. El día 20, remata con una entrevista al nunca tan bien recordado exministro Raúl Torres quien, por supuesto, defiende a los transgénicos como quintaesencia de la tecnología agrícola.

En respuesta a este acoso genético a la agricultura paraguaya, tres redes de organizaciones no gubernamentales prepararon un acto en el que tomarán posición con respecto a los transgénicos en general y al del maíz en particular. Interpelarán además a las autoridades sobre qué están haciendo para defender a la gente de los desastres que dichas semillas pueden provocar tanto al germoplasma nacional como a la salud de paraguayos y paraguayas.