El control sobre los alimentos: una cuestión básicamente política

Publicado en la Revista Acción, N.º 312, marzo 2011 – Centro de Estudios Paraguay
“Quien controla los alimentos, controla a la gente; quien controla la energía, controla los continentes; quien controla el dinero, controla el mundo”. Henry Kissinger

La mayoría de la gente en nuestro país no sabe que la alimentación es un derecho, es un derecho de cada persona que debe ser garantizado por las instituciones del Estado y por los gobiernos de turno. La Constitución Nacional de 1992 y varios tratados internacionales de derechos humanos que forman parte del ordenamiento jurídico paraguayo, por haber sido ratificados por el Estado, consagran este derecho.

¿Por qué entonces el 0 % de la población paraguaya pasa hambre? ¿No es esto una violación a la Constitución? ¿O la Constitución solo se viola cuando se tocan los intereses de los politiqueros y empresarios? Al parecer solo algunos tienen derechos y los demás…

El tema de la producción de alimentos, del acceso que tiene la mayoría de la gente a ellos, el precio de los mismos (harina, maíz, azúcar, carne, etc.) aumenta permanentemente y cada vez hay más gente con hambre (y con desnutrición y con más enfermedades a causa de ella). Esto no pasa solo acá, está pasando en todos los países[1]. ¿Por qué ocurre esto si la producción de alimentos acompaña al crecimiento de la población mundial?[2]

  • Por la forma como está estructurada la producción mundial de alimentos. El agronegocio. Hoy en día para que un alimento llegue desde del productor al consumidor pasa por un circuito controlado por grandes empresas multinacionales monopólicas que hacen grandes negocios en los cuatro eslabones principales de ese circuito. El primero de esos eslabones es el de la provisión de insumos (semillas, insecticidas y otros biocidas, fertilizantes, combustibles, tractores y otros) proveídos en su casi totalidad por corporaciones multinacionales. El segundo eslabón es el de la agroexportación o comercialización internacional (en nuestro país operan cuatro multinacionales que controlan el 75 % de toda la exportación de granos). El tercer eslabón es el de las empresas procesadoras de alimentos (como Unilever, Nestle, Coca Cola, Pepsico, Parmalat, Arcor y muchas otras), eslabón cada vez más controlado por multinacionales. Y finalmente, y último eslabón, el de las distribuidoras minoristas de alimentos; grandes híper y supermercados que controlan una creciente porción de la venta de alimentos. Este sistema, el del agronegocio, muy concentrado y dominante, es ávido de ganancias crecientes y controla los precios en todos los eslabones.
  • Por la especulación internacional de los precios. Debido a la debilidad (o volatilidad) del dólar, a la inestabilidad de las bolsas de valores, a las bajas tasas de interés de los bonos del tesoro (principalmente norteamericanos y a su vez nominados en dólares) y a otros factores, los inversores, desde hace tiempo, prefieren invertir en “activos”, o sea en cosas tangibles: tierra, metales, petróleo y materias primas agrícolas, esto lleva a una carrera por comprar cosechas a futuro[3]. Lo mismo hacen muchos bancos; invierten sus capitales volátiles en mercancías agrícolas, para protegerse de la crisis general.
  • Por la producción agrícola de agrocombustibles (etanol y agrodiésel), que tiene sus precios basados en el petróleo, lo cual termina empujando la tasa media de ganancia en la agricultura hacia arriba. O sea, suben los precios de los cultivos que producen alcohol y diesel[4].
  • Por el elevado costo de transformar millones de toneladas de cereales en proteína animal. O sea, las élites, los consumidores y países ricos, demandan cada vez más carnes, y por eso parte de la producción de vegetales (que es el caso de la expansión del cultivo de soja transgénica en nuestro país), que podría ser consumida por la población, va para la producción de los animales (que es el caso clarísimo en nuestro país en el que las grandes haciendas ganaderas ocupan crecientes extensiones de tierra).
  • Por las privatizaciones de los servicios públicos para la agricultura, que los transfieren al control de las empresas multinacionales. Los silos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, por ejemplo, fueron vendidos al mejor postor, la asistencia técnica fue tercerizada, se abandonó la investigación en semillas y ahora se compra de multinacionales extranjeras y así… varios ejemplos.
  • Por la vigencia de legislaciones ambientales de sanidad y certificados de patentes, implementados en el periodo de los gobiernos neoliberales (como lo fueron los de Rodríguez, Wasmosy, Cubas, Duarte Frutos y Lugo) para favorecer el control oligopólico de algunas empresas, lo cual les da poder para imponer precios (el caso de las regalías que la Monsanto cobra a los productores de soja, las variedades de semillas que imponen, etc.).
  • Por la regla general impuesta por la Organización Mundial del Comercio (OMC) a partir de 1994, que transformó los alimentos en meras mercancías, que deben ser reguladas sólo por el mercado. O sea, que los países deben adaptarse a sus disposiciones que considera a los alimentos como artículos sujetos a la legislación comercial impuesta de manera general.
  • Porque los precios de los alimentos se internacionalizaron. Los parámetros de producción y de los precios no son más el costo real de producción de alimentos en cada país, sino que se establece un precio medio mundial, controlado por las empresas. Como la cadena del agronegocio está tan concentrada, esos precios se fijan a voluntad y están en condiciones hasta de fijar “precios sugeridos”, como ocurrió con el caso de la “Casa Grutter” hace pocos meses.

Además de todo lo anterior, deben considerarse otros aspectos; la insalubridad de lo que se come dado, el alto nivel de contaminación de los alimentos con pesticidas, metales pesados, modificación transgénica; la dependencia de la agricultura del agronegocio con respecto al petróleo[5] hace que la correlación entre el precio de este y los alimentos sea muy alta; otro tema es la padronización, igualación, de las dietas en todo el mundo (lo que se llamó la macdonalización alimentaria): todos comemos hamburguesas y tomamos colas; cuál será el futuro de las sociedades campesinas si se les usurpa su rol de productoras de alimentos, en fin, abordar el tema alimentario como lo hacemos en este número de Acción es abordar un tema que está en la base misma de nuestra cultura y de nuestra existencia como nación.

… Y tenemos que anticipar con el mayor detalle posible un futuro que ya está entre nosotros, un futuro para nada promisorio, si las políticas públicas no lo toman en cuenta, si la gente, nosotros, no tomamos conciencia de que el alimento es la energía que mueve a los seres humanos[6].

  1. “Entre 2010 y 2011, los precios de los alimentos han batido récords siete meses consecutivos () asimismo, los incrementos en los precios de los productos básicos se han convertido en un factor desestabilizador de la economía mundial, y que han provocado tensiones y disturbios en varios países en desarrollo y, más recientemente, en Argelia, Túnez y Egipto”. Así lo aseguraba el Parlamento Europeo en una resolución aprobada el 17 de febrero, añadiendo que “… Los altos precios de los alimentos sumen a millones de personas en la inseguridad alimentaria y amenazan la seguridad alimentaria mundial a largo plazo”. http://www.europarl.europa. eu/RegData/seance_pleniere/textes_ adoptes/provisoire/2011/02-17/0071/P7_TAPROV%282011%290071_ES.pdf En: http://www.elparquedelashamacas. org/html/ verbo.html.
  2. Boix, Vicente (2011). “Otra crisis alimentaria y al ‘Dios Mercado”’ no hay quien le tosa”. http://www.efeverde.com/contenidos/blogueros/la-blogosfera-de-efeverde/ la-vozdel-experto/otra-crisis-alimentaria-y-al-dios-mercado-nohay-quien-le-tosa.
  3. Por ejemplo, se compra a precio de hoy (2011) y se vende en el 2013 al precio que esté en esa fecha, que por efecto de la especulación siempre será mucho más alto y se hacen superganancias especulativas.
  4. Las razones siguientes han sido tomadas del artículo “Por qué sube el precio de los alimentos” http://alfacentauro.info/2011/02/27/%c2%bfpor-que-suben-los-alimentos/.
  5. Un mundo sin petróleo amenaza nuestra posibilidad de acceder a los alimentos. Para muestra un dato: El 17 % de la energía consumida en el mundo se utiliza en la producción, distribución y suministro de productos agrícolas. Este porcentaje se divide de la siguiente manera: 4 % a la producción; 5 % al procesamiento; 8 % al transporte y distribución desde la granja hasta los supermercados. Beyond Oil, J. Gever, University of Colorado, 1991, pág. 172. En: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=57390.
  6. Charles Hugh Smith (2011). Beyond the False Dawn: Global Crisis 2020-2022. http:// www.benzinga.com/11/02/ 873673/beyond-the-false-dawn-global-crisis-2020-2022.