La izquierda ante las elecciones

Revista ACCIÓN N.º 232. Abril, 2003. CEPAG.

Una pregunta que se escucha frecuentemente es, qué pasa con la izquierda en el Paraguay. Sin embargo, nadie se hace la pregunta de qué pasa con la derecha en el país. ¿Es el Partido Colorado un partido de derechas, o el PLRA, o el Encuentro Nacional? La dificultad en articular proyectos políticos estratégicos tanto para unos como para otros tiene una raíz histórica común: la burguesía paraguaya nunca se constituyó como clase y los trabajadores tampoco.

Así como el pensamiento conservador (muy acendrado en la sociedad paraguaya) está equitativamente presente en todos los partidos políticos tradicionales (ANR, PLRA), e incluso en varios de los no tradicionales (PEN, Patria Querida) sin que ninguno de ellos represente programáticamente los intereses de la derecha propiamente tal. También el pensamiento progresista está presente en todos los pequeños partidos del espectro de la izquierda, sin que ninguno de ellos represente, como tal, el pensamiento de la izquierda paraguaya.

Es en esta ausencia de definición ideológica de los proyectos político-partidarios que debe entenderse la desidentidad programática que caracteriza a los partidos conservadores, así como la dificultad de los partidos progresistas en sacar partido de un período de cuasi vacío de poder político que caracterizó la administración González Macchi, y de las condiciones —claramente propicias— para el crecimiento de fuerzas políticas que respondan a las crecientes demandas sociales generadas por el empobrecimiento, la corrupción y la ineptitud de los gobiernos colorados de la transición.

Así pues, aquella misma debilidad que ciertos sectores imputan a la izquierda paraguaya, es imputable a un proyecto doctrinariamente de derechas. Históricamente, la ausencia de una burguesía industrial fuerte (no hablamos de la débil burguesía comercial, o la muy primaria proyección de la oligarquía terrateniente) y de un proletariado industrial de alguna significación, parecería estar dándonos la clave para entender esta gaseosa conformación ideológica de los partidos conservadores, por un lado, y la dificultad de planteamientos unitarios de los partidos progresistas por otra. Esta amorfa conformación programática es altamente funcional a un sistema de dominación política basada en el tradicionalismo, el compadrazgo y el liderazgo carismático.

Participación electoral

En el recuadro de arriba se presenta de manera esquemática la participación (o abstención) electoral para abril próximo de los partidos de la izquierda paraguaya.

Lo primero que llama la atención de este mapa es la posición abstencionista de dos de los tres partidos o movimientos de izquierda con mayor penetración en sectores sociales. En efecto, ni Paraguay Pyahurá (con importante base social en la Federación Nacional Campesina, la OTEP, la CNT, y otros grupos que conforman el Frente por la Defensa de los Bienes Públicos), ni Convergencia Popular Socialista (con un importante sector de la MCNOC y otras organizaciones que conforman la Plenaria Popular), se presentan a las elecciones. Solo el Movimiento Patriótico Tetaguá (con una disciplinada base social conformada por la CPA-SPN) decidió participar con candidaturas regionales en el Departamento de San Pedro, aliado al Frente Amplio (por lo demás, relativamente huérfano de sustento social).

Un segundo hecho llamativo es que hay una relativa mayor presencia electoral de grupos progresistas en estas próximas elecciones. Desde luego, esto no necesariamente significa una significativa mayor presencia de los sectores populares, dado lo anteriormente apuntado, la relativa orfandad de bases sociales de la izquierda participacionista.

Puede mencionarse como de interés, igualmente, la irrupción del Movimiento Patriótico Tetaguá, que sí tiene una importante base popular, pero que emerge como la primera fuerza política de izquierda a nivel regional. Su no reconocimiento como partido político, forzó a los dirigentes a aceptar una alianza, en San Pedro, con un Frente Amplio muy debilitado como consecuencia de tempranas deserciones en su proceso de constitución.

Las dificultades para la construcción de un frente unitario de izquierda

La izquierda no pudo consolidar una política de inserción que le permita una presencia unitaria efectiva a nivel nacional debido a que existen visiones diferentes en la construcción de un proyecto progresista por parte de los actores políticos y sociales. Estas visiones diferentes, más la falta de inserción social de algunos de los partidos, pueden apuntarse como factores decisivos.

A partir de esos problemas, que son los problemas de fondo, los partidos de la izquierda pueden clasificarse en dos tipos. Aquellos que apuntan a una acción sobre la coyuntura, sin una política estratégica de construcción y aquellos que, si bien piensan actuar sobre la coyuntura, lo hacen con una política más estratégica, más de largo plazo.

Lo que la izquierda hizo en los últimos 15 años es tratar de convocar, movilizar y tratar de dirigir, pero sin una base social que le permita tener una autoridad política y moral. Por eso no es extraño que la izquierda a veces haga actos con muy escasa concurrencia, si ni siquiera se tiene esa capacidad es difícil pretender participar de elecciones con éxito. Si, aun así, participa, el resultado repercute contra la propia izquierda, ya que en vez de acumular, resta. En síntesis, la izquierda no tiene una base social importante.

Además de lo anterior, deben considerarse las diferencias ideológicas existentes al interior de ella. Como es de esperar, la cuestión ideológica es muy importante para darle una identidad a los movimientos y partidos políticos. Históricamente, tales diferencias han pesado mucho: la intolerancia y el sectarismo, resultado de lecturas dogmáticas de textos clásicos, han hecho que en el pasado la izquierda prácticamente desapareciese. No obstante, desde el golpe de 1989 han existido varias experiencias de superación de las viejas fronteras ideológicas. En 1991, para la Asamblea Nacional Constituyente, se hizo un gran frente de movimientos sociales y partidos políticos que se llamó el Frente Paraguay Pyahurá. Si bien es cierto que era otra coyuntura, otro escenario, no dejó de ser una importante experiencia. También lo fue la Unidad de los Trabajadores del Pueblo que participó en las elecciones nacionales de 1993, en donde por primera vez una rama del Partido Comunista hace una alianza con el PT (con una orientación vinculada en ese momento a la LIT, la 4a Internacional) y el PDP. Posteriormente, en la lucha social eso se ha seguido superando, en este sentido hay un gran avance.

Existen visiones diferentes en la construcción de un proyecto progresista por parte de los actores políticos y sociales

El ejemplo más claro de superación es la creación relativamente reciente de la Plenaria Popular Permanente, el Frente por la Defensa de los Bienes Públicos, y la acción conjunta de ambos: el Congreso Democrático del Pueblo. Esto supone un gran avance, ya no existen esas viejas discusiones sobre sutilezas ideológicas de manera tan aguda como antes, hay mucha más madurez aunque aún falta un largo camino por andar.

En el caso de Izquierda Unida, hay muchas diferencias entre Patria Libre y el PT (véase la posición de PL con respecto al proceso venezolano o la posición del PT en relación con el proceso cubano), pero el valor está en que, en el sentido electoral, han encontrado un punto de unidad. Se espera que no sea oportunista desde el punto de vista electoral. Pero, el hecho que hayan acordado, y si mantienen un discurso coherente, también es un paso que contribuye, aunque haya marcadas diferencias entre ellos.

En el caso de MRP Pyahurá, así como en el de Convergencia (dos de las fuerzas con importante base social), sus mismos dirigentes han aclarado que tomaron la decisión política de no participar de estas elecciones. Paraguay Pyahurá ha dado un paso con esta definición, van a participar de las elecciones cuando crean realmente que eso va a favorecer al movimiento popular, al movimiento progresista y a la izquierda, pero no en las condiciones actuales.

En otras palabras, la unidad de la izquierda en la lucha social se dio hace mucho tiempo, falta la unidad política electoral, para después completar una unidad estratégica que sería un tercer paso. Existe la convicción en algunos dirigentes de la izquierda paraguaya que falta poco por andar, pocos años probablemente para lograr una articulación real, “la unidad no se da porque uno quiere nomás, sino que hay una serie de factores en el proceso de acumulación de fuerza que determina que esas cuestiones se produzcan”, expresaba uno de sus dirigentes.

Se debe proponer un registro genérico, como un movimiento de todas las organizaciones políticas de izquierda, progresistas y del movimiento social.

Condiciones para un éxito electoral de la izquierda

Tres son las principales condiciones para que pueda darse un avance de la izquierda en el plano electoral:

1. Que la participación electoral sea producto de la continuidad del proceso de construcción unitaria demostrada en el Congreso Democrático del Pueblo. De modo que esa maduración del movimiento social, popular y su articulación como movimiento político se dé también electoralmente. Lo que impidió esta articulación hasta el momento es que la izquierda que no tiene base social salga sola al terreno electoral. La disyuntiva parecería ser, se siguen repitiendo esquemas viejos y que fracasaron o se apunta a una cosa más seria (que puede o no salir) que sea diferente en cuanto a la política de construcción. Si la izquierda sale sola, no aliada con el movimiento social que participó del CDP, no es seguro, pero, corre mucho riesgo de desacumular fuerzas.

2. No participar con el registro de un partido. Se debe proponer un registro genérico, como un movimiento de todas las organizaciones políticas de izquierda, progresistas y del movimiento social. Esto no se dio, y lo que resultó, cada uno de los partidos con registro electoral tuvo sus razones para enarbolarlo.

3. Debe haber un acuerdo, basado en la delimitación previa de criterios, para la elección de los candidatos. Criterios que deben estar basados —entre otras cosas— en la calidad humana de los mismos.

4. Debe haber una unidad programática y la proyección de dicho programa debiera ir más allá de una mera propuesta electoral, si no que debiera constituir las bases de un frente de izquierda.

El movimiento campesino […] generará más presión sobre los proyectos políticos existentes. Solo eso determinará la unidad, más allá de los acuerdos programáticos o del método para elegir candidatos

Hacia fines del 2002, cuando había conversaciones sobre la posible constitución del frente, ninguna de estas tres condiciones se habían dado.

Mientras la izquierda no tenga alguna presión que venga de las masas, no habrá progresos. La praxis política por excelencia está en la presencia de las bases. La cuestión ideológica o la voluntad para aliarse o hacer alianzas no son definitivas. Si los partidos tienen una base importante a quien informar y rendir cuentas, no negociarán entre bambalinas. La izquierda organizada deberá responder a los requerimientos de esa masa que crece y pide.

Hay un avance importante de una parte del movimiento social. Juega un papel importante el movimiento campesino. En la medida en que ese sector madure, se generará más presión sobre los proyectos políticos existentes. Solo eso determinará la unidad, más allá de los acuerdos programáticos o del método para elegir candidatos.