Ortega, Guillermo, comp. 2006. Qué es Comercio justo. Asunción: BASE Investigaciones Sociales.
“Comercio Justo” es una traducción libre de una frase que en inglés suena como un juego de palabras. Libre Comercio en inglés se dice Free Trade y Comercio Justo se dice Fair Trade, el slogan era “Fair Trade not Free Trade”, que quiere decir: Comercio Justo y no Libre Comercio.
Pero para entender el Comercio Justo tenemos que entender primero lo que es el Libre Comercio.
¿Cuál es el circuito de los productos de un pequeño agricultor? Se observa de manera muy resumida el circuito por donde circula el producto de la finca campesina, el producto de los sojeros, el producto de los ganaderos y el del productor primario. Se corresponde bastante a lo que se conoce también con el nombre de Sistema Agroalimentario. En primer lugar, está el productor, que puede ser un productor campesino, incluso un productor ganadero, sojero, en algunos casos puede ser productor de la explotación forestal, esta producción de ninguna manera llega directamente al consumidor.
Si recordamos aquella música portorriqueña que se llama Lamento Borincano, la letra refiere a un chico que va con su burrito y su carreta al mercado a llevar los productos de su chacra y termina el día, y no vendió nada, vuelve triste y cabizbajo porque no puede llevar otras provistas para su finca. En este momento no solamente el lamento es borincano, sino latinoamericano total, donde ya se perdió esa vinculación humana, esa gran porción de la tela de araña de la que nos hablaba Sebastián Pinheiro ya no tiembla de la misma manera, la sociedad ya no tiembla junta. ¿Qué ocurre ahora? Una vez que el productor entrega su algodón en rama, su poroto o su maíz a un intermediario, su producto entra en un sistema que le es ajeno, los intermediarios ya están inscriptos en el circuito capitalista comercial, empresarial, como queramos llamarlo.
Si se traslada esto al mercado internacional, notamos que los intermediarios son muchos; el camionero, el almacenero, la desmotadora, etc., todos entran, pero básicamente los que controlan el negocio de la intermediación son las compañías multinacionales dedicadas a la agroexportación. Hay varias operando en el país, todas ellas conocidas por nuestros campesinos: Cargill, Dreyfus, ADM, el Grupo Estévez y otras.
Esas empresas agro exportadoras son como los “manguruyús” de la intermediación, suministran ese producto campesino a la industria, y la industria alimentaria está compuesta generalmente por grandes empresas de transformación, aunque muchas de ellas funcionan también como intermediarias. Este es el caso de Cargill. Cargill opera en muchos ámbitos, es decir, lo que en economía llaman “integración vertical” en este circuito del sistema agroalimentario.
La industria alimentaria, o más propiamente, el sistema agroalimentario, está constituido por las multinacionales vinculadas a la alimentación, pero no solamente a este rubro, sino a la producción de semillas, a la producción de biocidas en general y son empresas como Nestlé, Unilever, Kelloggs, Hellmans, todas empresas procesadoras de alimentos.
Dentro del sistema de las multinacionales participan también otros actores igualmente poderosos o hegemónicos. En efecto, una industria procesadora de alimentos no produce los envases, se los compra a otra empresa que hace envases. Siguiendo la cadena, esta empresa no hace publicidad, la entrega a una compañía dedicada a esa actividad.
Lo que vemos en la televisión, por ejemplo, la Coca Cola no tiene una empresa publicitaria, contrata a Biedermann Publicidad o a Nasta y ellos le diagraman la publicidad; las computadoras no las hace Unilever, ni Kelloggs, ni Nestlé, compran los software a la marca Microsoft así como los insumos; el diseño gráfico es parte de la publicidad, el diseño industrial es para los envases, para la publicidad, para todo.
Por otra parte, las multinacionales de alimentos necesitan de dinero, para eso apelan a los bancos, a casas financieras, que les dan el dinero, pero que tiene un costo, que por supuesto lo trasladan después a su producto final. Igualmente, requieren de maquinarias, que también compran de empresas productoras de bienes de capital; necesitan combustible, entonces lo compran a Shell o a Esso, o a Chevron o a Texaco. De esta manera, las industrias alimentarias están fuertemente vinculadas al sector proveedor de servicios básicos, lo que obviamente tiene un costo, ese costo va al producto de la industria alimentaria. Asimismo, ellas no son quienes salen a las calles a vender su producción, sino que la entregan a las empresas distribuidoras, que pueden ser mayoristas, como las cadenas de hipermercados y supermercados, o la entregan —como se está implementando en Europa— a enormes Centros de Compras que vuelven a distribuir a los hipermercados y supermercados, y en algunos casos, como todavía se mantiene una variedad de distribuidores, al almacenero del barrio, en donde se compra con la libreta.
Una vez que el producto está en el Supermercado o en donde fuese, ahí va el consumidor, va a las bocas de expendio. Así pues, el circuito es largo y complicado para llegar al consumidor final. Un ejemplo sencillo: un frasco de Nescafé sale Gs. 6.000 (1 dólar), yo lo compro y pregunto, de estos Gs 6.000 que pagué como consumidor, ¿cuánto se destina al que plantó y cosechó la planta del café? Sí, le llega un 5 % del valor, o Gs. 50, o Gs. 100 es mucho, entonces, en la cadena agroalimentaria, este señor productor es casi prescindible, va a llegar un momento en que dejará de existir, se usará esencia saborizada de café, producida sintéticamente.
Por ahora ya estamos hablando de la soja en Paraguay como una agricultura sin agricultores. Los jugos que tomamos no tienen naranja, tienen “sabor” a naranja, los colorantes, los conservantes, los saborizantes, los helados, cuando dicen helado de chocolate, ¿ustedes creen que tiene cacao puro?, no, es una sustancia sintética.
Otro ejemplo más cercano a nuestra historia. Antes en el Paraguay, mal que mal, los hacheros de los quebrachales de Casado tenían trabajo para producir el tanino, el tanino se fue a la quiebra, ¿por qué?, porque se descubrió una sustancia química que curte el cuero, que es sintética, y es producida en laboratorios. Otro tanto pasó con la insulina, la insulina antes era el producto de una glándula endócrina de las tiroides de las vacas, de ahí se sacaba la insulina, después se produjo la insulina sintética y se terminó la primera forma. No lo deseamos, pero de aquí a que se produzcan alimentos sintéticos o automáticamente (¡con lo que es la nanobiotecnología!) no falta mucho, ¿y el que producía el alimento?, ¿quién es el que producía el alimento? Es como el cuento del agua, en el año 2050, va a desaparecer, el campesino también quedará como un recuerdo del pasado. En efecto, en este sistema altamente tecnológico de producción alimentaria, el campesino es por ahora una molestia que hay que aguantar, pero que dentro de pocos años va a ser directamente sustituido.
La presentación del representante de Cancillería versó sobre los mecanismos de regulación del comercio internacional, esta regulación se complicó mucho porque no son empresas chicas las que intentan controlar el gran negocio alimentario mundial, sino enormes empresas que se pelean entre sí, entonces hay que poner reglas en este mercado y que no venga cualquiera a querer participar de la torta que se reparte allí.
Cuando hablamos de Comercio Justo, estamos peleando contra todo ese sistema. En la medida que nos acogemos a ese tipo de legislaciones, lo único seguro es que vamos a perder, de alguna u otra forma.
Ahora veamos qué es lo que plantea esta noción del Comercio Justo. Es un tipo de comercio que surge de una nueva relación libre, directa y honesta. En Paraguay la relación no es libre porque si no plantás algodón, no comés; acá la relación es forzosa, vos tenés que hacer eso, estás integrado a una cadena agroindustrial, en este caso no se es libre. Para el Comercio Justo la relación es directa, es decir, salta la intermediación en alguna medida y va directamente al consumidor. Y es honesta, no fraudulenta, dando a entender que las reglas actuales del comercio agrícola internacional son fraudulentas.
El Comercio Justo engloba así a “tres nuevos sujetos económicos: los productores en vías de empobrecimiento, los consumidores solidarios y los intermediarios sin ánimo de lucro”. Esto surge en Europa, en el primer mundo, en los países desarrollados, donde los consumidores empiezan a ser conscientes del poder que tendrían para transformar las relaciones actuales de comercio agrícola internacional —porque finalmente el consumidor es el que manda—. Por eso es tan importante la industria y el rol que cumplen los medios de comunicación, las agencias de publicidad, porque “con la publicidad se modifica la conducta del consumidor”. Hay personas que se avergüenzan por usar ropas que no son de marca y entran en unos conflictos existenciales terribles. ¿Qué es eso?, es producto de la manipulación mental ejercida sobre estas personas que se dejan colonizar publicitariamente por las multinacionales.
Y si el consumidor toma conciencia de eso, es todo un peligro para el capitalismo, es más, el consumidor vota todos los días en el mercado cuando va a comprar, es decir, si yo tengo que comprar huevo y aceite para hacer mi mayonesa, voto por el productor de huevos que a lo mejor es un granjero. En cambio, si compro mayonesa Hellmans que es de una multinacional, estoy votando por las multinacionales y dejando de lado al productor, es como poner el voto en una urna, pudiendo hacer la mayonesa en casa.
Pero ser consumidor consciente no es suficiente, es necesario recompensar a las empresas o a los productores que tienen objetivos sociales que protegen el medioambiente, que son capaces de mejorar las condiciones de trabajo de los productores.
Así es como se va armando esta Red de Comercio Justo entre consumidores solidarios, productores en vías de empobrecimiento e intermediarios sin fines de lucro. Nace del encuentro de estos tres nuevos sujetos. El Comercio Justo entonces es un enfoque alternativo al comercio convencional, es una Asociación de Comercio que busca un desarrollo sostenible para los y las productoras desfavorecidos o excluidos, busca proveer mejores condiciones comerciales a través de campañas de sensibilización.
Otra definición dada por la Coordinadora de Organizaciones de Comercio Justo de España, dice: “el Comercio Justo es un Movimiento Social integrado por productores y productoras, comerciantes y consumidores que trabajan por un modelo más justo de intercambio, posibilitando el acceso de los/as productores/as más desfavorecidos/as al mercado y promoviendo el desarrollo sostenible”.
En Holanda, en Brenkelem en el año 1969 se abre la primera tienda de Comercio Justo, dos años después ya había 120 tiendas, esto fue posible por el sobreprecio. Hay una cierta superposición entre el sobreprecio por Comercio Justo y el sobreprecio por producción orgánica, entonces cuando uno hace Comercio Justo con productos orgánicos, que así tiene que ser, entonces ya uno no discrimina bien si ese sobreprecio es por el componente de Comercio Justo o si ese componente es por el producto orgánico.
Surge así la primera generación del Comercio Justo que se caracteriza porque son las mismas organizaciones de Comercio Justo las que asumen la función comercial y a la vez son las propietarias del capital en forma colectiva y asociada. Los productos importados por ellas mismas se venden en puntos de venta donde se garantiza su procedencia y se explica al consumidor cuáles fueron los precios de compra a los productores, así como todo lo que concierne al Comercio Justo. Los puntos de ventas son las llamadas Tiendas de la Solidaridad, pero igualmente se distribuyen los productos a través de colectivos y particulares, iglesias, comités de solidaridad.
El aspecto medular del Comercio Justo consiste en que se paga al productor asociado, un sobreprecio que puede oscilar entre un 10 y un 15 % por encima del precio del mercado mundial. Esa fue la primera generación. Después entra ya el concepto de fidelización, un término que en castellano quiere decir, ser fiel. ¿Qué es la fidelización?, es la medición o la valorización del grado de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, es decir, entre lo que la organización de Comercio Justo sostiene en su mensaje de sensibilización y lo que después hace en el mercado.
Las organizaciones europeas de Comercio Justo intentan garantizar la procedencia de la producción y la calidad, esto tiene que ver con lo orgánico o no, el respeto a la naturaleza en la elaboración a través de las marcas de Comercio Justo. Este tema plantea el problema de los llamados sellos de garantía. Por ejemplo, un consumidor sensible paga 15 % más por el café, por la banana, el azúcar y otros productos en Europa, ahora, ¿quién garantiza que la etiqueta del producto que se compra es cierta? Es ahí donde nacen los sellos de garantía. En Europa hay tres marcas de gran tradición, Max Havelaar, Trans Fair y Fair Trade Mark, que son tres empresas que comercializan café, cacao, chocolate, miel, azúcar y té, con sellos de garantía. Para certificar esta garantía, tanto los productores como los productos, las organizaciones que importan esos productos y las que distribuyen, son sometidos a estrictas auditorías de control a cargo de las certificadoras. Esta es la segunda generación de Comercio Justo que está exclusivamente en manos de las empresas certificadoras.
Luego, si las empresas del sector lucrativo intervienen en el proceso de Comercio Justo, el principio de fidelización entra en crisis total, porque ya no se pueden garantizar los principios y criterios del mismo. Si empresas que han venido operando en el otro campo del circuito comercial mercantil, como Unilever, Nestlé y otras, sacan la etiqueta de Comercio Justo, entonces cualquiera hace cualquier cosa, entonces es un contrasentido esto del Comercio Justo.
Lo antes mencionado crea una reacción y aparece la tercera generación de Comercio Justo, en donde los productores pasan a participar en la comercialización, el proyecto asociativo se amplía a los intermediarios y a los productores y estos pasan a compartir el control de los precios de mercado, el consumidor responsable se activa y todos participan en el proyecto de economía popular y de esta forma, surge la economía solidaria o economía popular. No sé aún cuán avanzadas están las experiencias en la práctica, con respecto a esta tercera generación de Comercio Justo, en la cual hay una coalición y activa participación de los tres actores: productores, intermediarios sin ánimo de lucro y distribuidores.