En: http://www.grr.org.ar/ceparaguay/
La Primera Conferencia se realizó el año pasado en la ciudad de San Miguel de Iguazú, Brasil, en el mes de marzo. El debate giró en torno de la expansión de la producción para atender la demanda mundial, sus consecuencias y cómo preservar las áreas de alta biodiversidad. En ella se presentó un informe sobre los “impactos negativos” de la expansión de la soja en América del Sur, a cargo de la ONG ambientalista norteamericana WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), “preocupada” por la demanda de la soja que aumentará a un 60 % de la actual, con más de 300 millones de toneladas por año hasta el 2020 para asegurar pastos y forraje para la producción de proteínas animal en Europa y China.
En ese informe se citaron superficialmente algunos de los impactos negativos que produce el cultivo de la soja, como la deforestación, atendiendo que la variedad más cultivada es la soja transgénica Roundup Ready (RR), que es tolerante al herbicida “mata todo” de Monsanto.
El equipo organizador del evento estuvo conformado por AAPRESID (Agricultores Cero-Labranza) de Argentina, CAPECO (Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas), Grupo André Maggi (el mayor productor de soja en Mato Grosso, Brasil), UNILEVER (empresa transnacional de la industria alimentaria), WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), GUYRA PARAGUAY (ONG ambientalista), FETRATF (Federación de Pequeños Agricultores del Sur de Brasil), CORDAID (Agencia de Desarrollo Holandesa), COOP (Cadena de supermercados de Suiza). Además, estuvo presente el sector financiero por el banco holandés Rabobank y el inglés HSBC, que son accionistas principales de Archer Daniels Midland (ADM), CARGILL, BUNGE y Louis DREYFUS, que controlan el comercio mundial de soja.
El término “sustentable” de la soja incorpora un discurso ecologista conservacionista que cae bien en el ámbito de las ONG que reciben apoyo de las agencias de cooperación involucradas en la promoción del cultivo de soja sustentable. Con esta idea no se está cuestionando el modelo agroexportador que está detrás, ni a los sectores financieros que apoyan este tipo de evento para buscar limpiar sus imágenes, si no más bien quiere demostrar que el cultivo de soja, desde esta perspectiva, evitará la profundización del daño ecológico, tendrá una producción más humana conservando el medioambiente, todo esto para conseguir el apoyo de los consumidores, principalmente de Europa, para el proyecto. Lo que se sabe es que detrás de estos eventos están las compañías de semillas transgénicas y agroquímicas (MONSANTO, PIONNER, SYNGENTA, DUPONT) y los bancos multilaterales.
La segunda conferencia ya no incorpora el término “sustentable” por los cuestionamientos suscitados desde los movimientos sociales. De esta manera, el nombre de esta convocatoria es la Segunda Conferencia Global sobre soja Responsable, que se realizará en Lambaré, Paraguay, el Hotel Yacht y Golf Club. Según la información, todos los sectores “interesados” pueden participar de la actividad.
Lo que merece atención en este apartado es la introducción del adjetivo “responsable”, que de acuerdo a sus sinónimos en castellano equivale a solidario, garante, subsidiario, etc. Lo que cabría preguntar es: ¿responsable con quién o quiénes, solidario con quién o quiénes, cómo y subsidiario de quién o quiénes, de los empresarios transnacionales, productores de semillas transgénicas y agroquímicos? Nos preguntamos nosotros, serán responsables de la contaminación ambiental causada por 1 millón de litros de químicos derramados en este año, la colmatación de arroyos, ríos y lagunas, la expulsión de casi cien mil campesinos, el asesinato de más de 100 dirigentes campesinos, la expulsión de pueblos indígenas, la imputación de más de 2.000 campesinos.
Visibilizar a la opinión pública las falacias del modelo agroexportador basado en el monocultivo de soja transgénica.
Mostrar el repudio de un sector importante de la población paraguaya a la manipulación de la información realizada por las multinacionales involucradas en su producción y exportación, ONG financiadas por estas, gremios sojeros y la prensa empresarial a su servicio.
Todo monocultivo es perjudicial para el ecosistema en el que se instala, es expulsor de población, atenta directamente contra la diversidad productiva, reduce drásticamente la seguridad alimentaria del país.
En el caso concreto de la soja transgénica, a lo anterior debe agregarse que la soja RR viene acompañada de la introducción de un potente herbicida que es utilizado sin que se tomen las mínimas normas de precaución, lo que supone el envenenamiento de personas, destrucción de cultivos de autoconsumo, muerte de animales domésticos. Por otro lado, la modificación genética de las semillas utilizada tiene efectos aún desconocidos, pero amenazantes sobre el germoplasma nativo y la salud de las personas.
El área de siembra del producto (no solo en el Paraguay, sino en todo el cono sur sudamericano) coincide casi completamente con la extensión del acuífero Guaraní, lo que significa que el área será rápidamente deforestada en su ya escasa extensión boscosa que resta y las napas freáticas contaminadas por el uso no solo del glifosato sino de otros biocidas también utilizados.
La conversión de nuestros países en republiquetas sojeras, alimentaria y económicamente dependientes, es de interés de las corporaciones multinacionales del ramo y de máxima prioridad geopolítica para el gobierno y el ejército norteamericano. Forma parte de un plan continental para el saqueo de nuestros recursos naturales, que además de la soja incluye las fuentes de energía, la biodiversidad y el agua.
Por estos motivos, sucintamente presentados, consideramos de interés nacional defender los derechos del pueblo paraguayo a una vida sana, libre de transgénicos y sin injerencia de intereses multinacionales en nuestras vidas.