SITRANDE, un capítulo en la historia social del país

Publicado en: Coronel Prosman, Jorge. “SITRANDE: 20 años de lucha haciendo historia. Asunción: Novapolis/Editorial Arandurã, marzo 2010
“Nuestra lucha no es solo contra la CALT,
si no contra todas las fuerzas ocultas que la empujan[1]”.

1. Reconocimiento

Conmemorar los veinte años de funcionamiento del SITRANDE es —entre varias otras cosas— un motivo para reafirmar la identidad del movimiento gremial en el Paraguay. En un país con tan larga trayectoria divisionista, por personalismos internos o por manipulación de poderes externos, mantener por dos décadas en alto la bandera de los intereses de los trabajadores, implica una poco usual madurez en la dirigencia de nuestras organizaciones sociales en general y obreras en particular.

Pero hay otro mérito que amplifica el anterior; mantener la unidad, la fuerza y la constancia en la reivindicación de los derechos de los trabajadores en una empresa pública. Que no es cualquier empresa pública, sino probablemente la más importante en términos de cantidad de trabajadores, cobertura de sus servicios y ubicación estratégica de esos servicios, no solo para el desarrollo del país sino para el bienestar de todo el pueblo. Se trata, por esas mismas características, de una empresa que ha estado en la mira de los corruptos que administraron (y siguen administrando) nuestro país por décadas, que ha estado en la mira de los intereses de grandes corporaciones multinacionales que no escatimaron recursos ni influencias políticas para poder privatizarla por los pingües beneficios que genera la distribución de electricidad. Con SITRANDE sus trabajadores conquistaron importantes beneficios sociales, y con SITRANDE pueden decirse sin remilgos, el Paraguay sigue contando con una empresa pública encargada de buena parte de la producción y de la distribución de energía eléctrica. No es poca cosa en estas dos décadas que vivimos bajo el maléfico poder del neoliberalismo y la corrupción.

2. Un poco de reflexión

Me tocó acompañar de cerca un pedacito de esta historia, aquella que aparece en la última parte del libro que el sindicato publicó, con motivo de sus 15 años de existencia[2], su relectura fue motivo para ponerme a revisar el aporte, o lo que significa la historia escrita “por los de abajo” para entender mejor una historia cercenada en su veracidad por los relatos de la historiografía clásica construida como una narración que se basa en el núcleo diplomático/político/militar que nos enseñan en las escuelas y libros de texto. En este tipo de historia no es posible extraer ninguna interpretación, ya que no tiene teoría, es una historia que no nos dice por qué ocurrió lo que ocurrió, o si no lo menciona hace referencia a banalidades.

La historia de SITRANDE relatada en la referida publicación es lo contrario, ya que penetra en los complejos procesos sociales y económicos que en la mayoría de los casos no son controlados por las personas, en la mayoría de los casos ni son conscientes, pero que transforman las estructuras sociales y económicas.

Un ejemplo, las resistencias y reivindicaciones que jalonan la historia de SITRANDE se basaron, entre otras cosas, en la denuncia pública de las irregularidades (caso del descuento compulsivo para la caja partidaria de la ANR, o arbitrariedades de los sucesivos presidentes), en la educación y la concientización de sus asociados que empezaron a tomar conciencia de su pertenencia a una clase, la clase trabajadora que pretendía seguir siendo explotada y la opinión pública que empezó a conocer las reales intenciones de los gobiernos neoliberales de la época (los de Rodríguez y Wasmosy en concreto).

El resultado de este proceso de lucha (como lo menciona Edward Thompson, en su estudio sobra la formación de la clase obrera inglesa de 1963), es el de la toma de conciencia que se produce en el marco de esa lucha de clases. Ese autor define la clase como una formación social y cultural que no existe por fuera de la historia concreta, es una formación social que depende de la conciencia de los actores y de sus condiciones de existencia.

Pues bien, lo que SITRANDE hizo en estos veinte años es precisamente eso, hacer tomar conciencia a sus asociados de sus condiciones de existencia como trabajadores, convirtiéndolos en actores conscientes de pertenecer a una clase social que, por cierto, ha entendido que esa clase no se agota en los trabajadores de la ANDE sino que se extiende al resto de los trabajadores del país.

Como prueba de lo anterior deben mencionarse los innumerables vínculos de solidaridad que el sindicato estableció, ya desde sus comienzos con otros trabajadores, como con los STEIBI de Itaipú, y con el STICCAP de la construcción en el Alto Paraná para ampliar posteriormente esa solidaridad de clase con otros trabajadores de la ciudad y el campo, siguió la vinculación con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) (posteriormente la CUT-A), con Federación de Trabajadores Bancarios del Paraguay (FETRABAN), la vinculación con el Frente Social y Sindical (FSS), la participación en el Congreso Popular del año 2000.

Como retribución a esa política de solidaridad de clase, SITRANDE recibió varios apoyos en múltiples ocasiones, quizás el más relevante de los cuales haya sido el recibido durante los 37 días de la huelga de ese año. La vinculación internacional se inició ya desde los comienzos con la adscripción del sindicato a la Comisión Sindical del Sector de la Energía del Mercosur (COSSEM), Federación Latinoamericana y Caribeña de Trabajadores del Sector Energía, el ser una de las organizaciones proponentes de la recuperación de la soberanía energética en la campaña Pdte. Lugo, la decisiva participación de los compañeros en la fundación de FETRASEP que aglutina a los sindicatos de la ANDE, Itaipú, Yacyretá y PETROPAR.

El leer la historia desde la perspectiva que la plantea SITRANDE, desde la perspectiva de “los de abajo”, resalta de manera clara algo que ha sido reivindicado por los defensores de la historia social; la posibilidad de ver claramente la relación entre la acción social, la estructura, el cambio histórico, las relaciones económicas, políticas, culturales entre las clases y los grupos sociales. Es por eso que este tipo de historia es fundamental para entender por qué somos lo que somos.

Otro autor clásico, Eric Hobsbawm, en su libro Sobre la Historia del 2002 tiene un capítulo dedicado a los que hacen la historia desde abajo mencionando que solo se puede hacer este tipo de historia a partir del momento en que la gente corriente se convierte en un factor constante en la toma de grandes decisiones y tales acontecimientos. No solo en momentos de excepcional movilización popular, como, por ejemplo, las revoluciones, sino en todo momento o durante la mayor parte del tiempo. Por cierto, SITRANDE nos muestra a gente común “los trabajadores” quienes, reunidos, se convirtieron en factor constante de grandes decisiones y no solo en momentos en que se quiso privatizar la estatal, sino en todo momento, resguardando los derechos laborales y apoyando las reivindicaciones de otros trabajadores en momentos en que la “flexibilización laboral” daba luz verde para avasallar todo lo conquistado durante décadas.

3. Un poco de historia

Permítaseme incluso enraizar el espíritu que permitió a SITRANDE ser lo que es hoy, a las primeras formas de organización sindical del sector eléctrico (por cierto, mencionado de paso al comienzo de la citada publicación). Ahí se indica (y más extensamente en el clásico libro de Francisco Gaona) cómo ya tan tempranamente como 1914 se constituye el primer sindicato de esta rama de trabajadores[3] , que nueve años después la sindicalización alcanza ya a los trabajadores de la propia Compañía Americana de Luz y Tracción (CALT)[4] y el movimiento sindical se consolida. Recién acabada la guerra del Chaco, el 31 de octubre de 1936, la Federación de Obreros de la CALT y los trabajadores nucleados en la Asociación Tranviaria declaran una huelga de 42 días que recibe la solidaridad de varias organizaciones sociales de la capital (nótese la semejanza con lo que ocurriría 64 años después en la huelga de 37 días de SITRANDE y el apoyo por ella recibido). Al respecto dice Gaona: “Esta victoria de la Asociación Tranviaria, no obstante algunas concesiones obreras, constituye una magnífica victoria de los trabajadores, lograda con un apoyo popular masivo” (ob.cit., 69).

La CALT se nacionalizará recién en 1948 para convertirse en la actual ANDE. Se debía esperar aún 42 años más para que los trabajadores del sector eléctrico pudieran tener “un gremio realmente representativo”, al decir de sus actuales dirigentes.

No soy un especialista en los temas obreros, pero deben ser muy pocos en el país, los sindicatos que pudieran echar mano a una historia tan rica como la que tienen los trabajadores del sector eléctrico. Es quizás el tener esa raíz profunda lo que hizo posible que en 1990 haya podido surgir un sindicato con la sobriedad, la madurez, la idoneidad y la sagacidad necesarias para la defensa de los intereses obreros en un sector tan intrincado como el eléctrico. Y no es adulación, es tratar de comprender por qué, en los precisos años en que el movimiento obrero paraguayo se reorganiza luego de la dictadura, se convulsiona y se pulveriza luego, por qué SITRANDE logra capear las más difíciles pruebas. No es obra de la casualidad ni del azar, es gracias a la capacidad de sus sucesivos dirigentes, pero es también gracias a la herencia de varias generaciones que lucharon por las mismas causas.

4. Finalizando

En momentos en que los partidos políticos conservadores, que son la abrumadora mayoría con representación parlamentaria, muestran sus obscenas inclinaciones hacia las diversas oligarquías que controlan al país y su supeditación a los adversarios de los intereses nacionales que son las empresas multinacionales o simplemente extranjeras, los movimientos sociales se constituyen en la única alternativa real para hacer del Paraguay un país viable.

Al decir del Departamento de Estado norteamericano, el nuestro es un “estado fallido”; prácticamente ha perdido su soberanía. ¿Quiénes defienden lo que resta de autodeterminación?, ciertamente no los parlamentarios, menos aún los sojeros o ganaderos, ¿o acaso los políticos? Los que están defendiendo al país son los movimientos sociales. Lo defienden a pesar de los políticos y de los gobiernos que vinieron sucediéndose desde el golpe del 89.

Con el advenimiento del gobierno Lugo las expectativas de que esta situación se revierta aumentaron. Todos los movimientos sociales, incluyendo a SITRANDE, participaron de la campaña proponiendo en este caso concreto los pasos a seguir para recuperar la soberanía energética, enajenada por los patriotas de la “reconstrucción nacional”.

Los sindicatos, el movimiento campesino, las mujeres organizadas, los estudiantes, los consumidores, en fin, el movimiento social paraguayo tiene por delante un desafío que pocas veces se le ha presentado antes en la historia reciente del país, hacer avanzar un proceso que pintaba bien, pero que fue desdibujado por errores propios y agresiones externas. Cada uno en su puesto tiene un papel que jugar, ya sea para las municipales de fin de año, para lo que podría ocurrir dentro de tres años, para salirnos de este pozo cuya atmósfera se volvió irrespirable después de 140 años de intoxicación política.

Para finalizar, quisiera recordar un párrafo de la introducción que había preparado para el libro de Ricardo Canese, el autor “plantea como que lo importante es volver accesible el debate energético a todos los interesados, y en particular presentar cuáles son las Políticas de Estado más convenientes en materia energética para el Paraguay. Dentro de ese objetivo fundamental, el núcleo del problema es la recuperación de la soberanía hidroeléctrica nacional.

Considero que esto se está convirtiendo en realidad. Hoy la ciudadanía está mucho más informada de lo que se entregó a extranjeros con el inocuo tratado de Itaipú. Es un logro de Canese y de otros que en silencio vinieron haciendo un trabajo de hormiga luchando por la recuperación de esta parte de nuestra soberanía, me refiero a los compañeros sindicalistas, principalmente de SITRANDE, que de manera sacrificada no claudicaron para que el debate energético no sea solo de especialistas sino que sea un debate nacional”.

  1. Manifiesto de la Asociación Tranviaria del 18 de octubre de 1936 contra la empresa CALT [Compañía Americana de Luz y Tracción] que explotaba el servicio. Gaona, Francisco (1990). Introducción a la historia gremial y social del Paraguay, Asunción, CDE/RP Ed, Tomo III, 68.
  2. 15 años de historia. Conquistas y resistencias (2005), Asunción. Sindicato de Trabajadores de la ANDE.
  3. La Sociedad de Conductores de Vehículos y Motormans vinculados a la empresa eléctrica inglesa que explotaba el servicio de tranvías, la Asunción Tranway Light and Power Company, la cual a su vez dependía de su funcionamiento de la concesionaria anglo-argentina que proveía el servicio eléctrico, la CALT.
  4. Al decir de Gaona (ob. cit.) “la empresa extranjera más negrera que se registra en los anales sociales del país”, 67.