Observatorio de los Agronegocios, por una Agricultura Humana. Ano 1. Edición 001 – noviembre 2005, en http://www.rallt.org/cultivos/soya/observatorio%20de%20 los%20agronegocios.pdf
La densidad demográfica de la región Oriental del país (35, habitantes por km2), la situación de pobreza en que vive la población en general (48 %) y en particular la población rural (76 %), la notable concentración de la tierra (1,5 % de los propietarios tienen 77 % de las tierras), la ausencia de políticas públicas orientadas al campesinado y la corrupción imperante en las esferas administrativa, legislativa y judicial del gobierno, han confluido (entre varios otros factores) para convertir al Paraguay en el más agresivo paradigma de penetración de la Monsanto. Esto es, de imposición, por parte de una multinacional, de sus intereses a costa de la violación de los más elementales derechos sociales, económicos, políticos y culturales de un país.
Hasta el ciclo agrícola 1999/2000, el Paraguay tenía una superficie sembrada de soja de aproximadamente un millón de has; cinco años después, esa superficie se duplicó y para el ciclo 2005/06 se prevén 2,5 millones de has. El total de has cultivado en el país es de 7,5 millones. Esto significa que un tercio de toda la superficie cultivable del país será de soja.
La gran expansión del área sembrada del último quinquenio se debe a la introducción de la soja transgénica de Monsanto. Una expansión que se da al ritmo promedio de 250 000 has/año, de las cuales al menos la mitad, eran tierras en las que previamente estaban asentadas familias campesinas con una producción diversificada de autoconsumo. A un promedio de 10 has por familia y 7 personas por familia, esto supone la expulsión de unas 90 000 personas/año de sus tierras. Estas familias se convierten en verdaderos refugiados económicos en los tugurios de los centros urbanos o migran al exterior en condiciones más que precarias.
Las semillas de soja (y hoy también de algodón) de Monsanto fueron introduciéndose al país de contrabando, esto es, burlando la legislación aduanera desde 1997. Dos años más tarde su siembra se masifica sin que el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) haya aprobado el uso de las semillas[1].
Esta estrategia de infiltración clandestina de material genético por parte de la multinacional constituye un flagrante delito a la legislación nacional, que no ha sido sancionado por ningún ente gubernamental competente, de lo que se deduce que la Monsanto, filial Argentina[2] ha debido pagar “comisiones” (coimas) a altas autoridades del gobierno para instalarse en el país.
A partir de la cosecha 2004/5 Monsanto comenzó a percibir una contraprestación por uso de la tecnología RR de acuerdo a un contrato de otorgamiento de autorización suscrito con empresas operadoras de soja (agro exportadores).
De acuerdo a la propuesta de Monsanto que fue aprobada, Monsanto proveerá tecnologías de testeo para el cobro a los productores. El operador de soja cobraría al productor de soja RR una contraprestación a partir de 2004/5. Se cobraría contra entrega del grano en silos. Si el productor declara, la soja transgénica se le cobra y no se testea, o bien, el productor declara que no lo es y se realiza un testeo.
Si no es transgénica no se le cobra, pero en caso contrario el productor pagaría el costo del análisis, una multa y la contraprestación. El exportador de soja paga la contraprestación al momento de exportar a la firma Monsanto o a quien esta designe. Los gremios aceptaron el acuerdo marco en su respuesta de fecha 8 de marzo de 2005[3].
No son pocos los problemas que han empezado a enfrentar los productores con el pago de las regalías; el monto propuesto por Monsanto fue largamente cuestionado por los productores hasta llegarse a un acuerdo de aumento gradativo del porcentaje a abonar sobre el total de la producción, la intermediación de silos acopiadores entre el productor y las agroexportadoras ha complicado el pago, ya se han dado casos de productores que no plantaron soja transgénica y el silo acopiador intentó cobrar el 100 % de la tasa como si fuera transgénica (contaminación), la imposibilidad de usar semillas para la próxima siembra es otro tema de preocupación para los productores por las probables acciones legales que la Monsanto iniciaría contra ellos.
Estos problemas que empiezan a insinuarse (téngase en cuenta que no hace todavía un año de la aprobación de la forma de cobro por Monsanto de las regalías) se agregan a otros que deben enfrentar los productores (dificultades de tránsito por rutas del estado brasileño de Paraná, en el uso del puerto de Paranaguá, aumento del costo del gasoil, conflicto con camioneros fleteros, sequía en el ciclo 2004/5, alto nivel de endeudamiento) y que pinta un escenario poco propicio a futuro para los mismos. Durante los últimos tres años de siembra de soja transgénica, una organización campesina del Departamento de Alto Paraná manifestó que no menos de 22 productores sojeros se han suicidado y son constantes los casos reportados de envenenamiento y enfermedades producidas por el glifosato, incluso en miembros de la familia de los sojeros.
Paralelamente a ello, la expansión de la soja transgénica sobre áreas–en algunos casos— densamente pobladas por campesinos o incluso pequeños pueblos rurales, el uso del glifosato ha producido innumerables casos de muertes, envenenamiento de personas y animales domésticos, destrucción de cultivos de autoconsumo y severa contaminación de cursos de agua.
Ante la resistencia campesina en varias comunidades, los sojeros, amparados por autoridades políticas, militares, policiales, de la Fiscalía, han contratado matones armados que ya produjeron la muerte de al menos seis campesinos en los últimos dos años.
Monsanto es responsable directo, junto a las agroexportadoras, de esta grave situación social por la que atraviesa el país. Los productores sojeros —en su mayoría extranjeros— no son conscientes de que tarde o temprano serán también ellos irradiados del escenario productivo rural, que —según otras experiencias ya verificadas en la región— deberán ceder sus tierras y su capital a las grandes multinacionales, que pretenden el control total de la cadena productiva de alimentos e insumos para producirlos.
- La inscripción de cuatro cultivares portadores del gen Roundup Ready (RR) en el Registro de Cultivares de la Dirección de Semillas del MAG se realizó recién en la campaña 2004/5, permitiendo el inicio de un proceso de legalización de su producción por medio del pago de regalías a las empresas propietarias de derecho de obtentor. ↑
- Hasta el 2005 esta empresa no había abierto una filial en el Paraguay. ↑
- La lista de las empresas agroexportadoras de soja instaladas en el Paraguay es la siguiente:1. ADM (Archer Daniels Midland Company),
2. Agro Comercial Industrial Naranjal S.A.,
3. Agro Guarani Agrícola S.A.,
4. Agro Industrial Pikiry S.A.,
5. Agro Santa Rosa S.A.E.C.A.,
6. Agro Silo Santa Catalina S.A.,
7. Agrofertil S.A.,
8. Agroser S.A.E.C.A.,
9. Agrotec S.A.,
10. Baelpa S.A.I.C.,
11. Cargill Agropecuaria S.A.C.I.,
12. Contiparaguay S.A.,
13. Cooperativa Colonias Unidas Agropecuaria Industrial Ltda.,
14. Cooperativa de Producción Agropecuaria e Industrial Raúl Peña Ltda.,
15. Cooperativa de Producción Agropecuaria e Industrial Unión Curupayty Ltda.,
16. Cooperativa de Producción Agropecuaria Integración de Colonias Naranjito Ltda.,
17. Cooperativa de Producción Agropecuaria Naranjal Ltda.,
18. Cooperativa de ProducciónAgropecuaria Pindo Ltda.,
19 Cooperativa de Producción, Consumo y Servicios Jhechapyra Ltda.,
20.Cooperativa de Producción, Consumo y Servicios Volendam Ltda.,
21.Cooperativa LA PAZ Agrícola Ltda.,
22. Cooperativa Yguazu AgrícolaLtda.,
23.DEKALPAR S.A.,
24. LAR S.R.L.,
25. Louis Dreyfus Paraguay S.A.,
26. Ovetril S.A,
27. Repossi S.A.,
28 Sociedad Agrícola GolondrinaS.A.,
29. Sociedad Cooperativa Agrícola Friesland Ltda.,
30. Sociedad Cooperativa Pirapó Agrícola Ltda.
31. Vetra S.A. ↑